
Parar, tomar aire y oxigenarse. Recapacitar, tomar distancia para ver las cosas con otra perspectiva. Encontrar nuestro espacio, nuestro lugar en el mundo que nos haga sentir realizados.
A lo largo de nuestra vida son muchos los momentos en los que a nivel emocional necesitamos hacer una pausa, para pensar qué estamos haciendo con nuestra vida y darnos cuenta de aquellas cosas que nos llenan y nos hacen felices. Resulta muy importante crear estos espacios que nos permitan chequear cómo estamos y si todo aquello que realizamos en nuestro día a día nos hace sentir bien, pues de ello depende nuestra estabilidad emocional y mental. Como digo yo, desconectarse un momento de nuestro alrededor para conectar con nosotros mismos.
La situación actual, que nos obliga a seguir un confinamiento, puede ser una buena ocasión para crear estos momentos, aunque nos parezca extraño o difícil, es un buen momento para parar y observarnos por dentro.
Es importante, pero, distinguir e identificar qué tipo de actividad estamos realizando con ello, es decir, cómo vamos a ocupar nuestra mente con este cuidado, si fomentamos pensamientos negativos, alimentamos nuestras preocupaciones y temores, o bien si, por el contrario realizamos un ejercicio de pensamiento positivo, sacamos partido a nuestras capacidades,
buscamos el lado bueno de las cosas, nos escuchamos para canalizar de forma correcta nuestras emociones… En este caso, lo que os invito es a trabajar desde el lado positivo de las cosas, esto es, ocuparnos para dejar de preocuparnos.
¿Como podemos iniciarnos en esta práctica?
Empieza el día dedicándote unos minutos para observarte: El primer paso para cuidarse es reconocerse uno mismo y a sus emociones. Pregúntate cómo estas, observa qué sientes. Reconoce tus emociones en tu día a día y en el espacio que habitas. No te juzgues por lo que sientas, simplemente acéptalo, todos podemos tener un mal día o sentir cualquier tipo de sentimiento. Puedes observarte cuando te levantas por la mañana o bien cuando finaliza tu día, al anochecer.
Identifica aquellas cosas que te hacen feliz: es en momentos como los que estamos pasando ahora, es cuando necesitamos más que nunca identificar qué nos hace feliz. No estamos hablando de grandes cosas, sino de aquellos pequeños detalles que endulzan nuestro cotidianidad y nos hace más fácil transitar por esta etapa. Puede ser algo tan sutil como que te den los buenos días, una sonrisa de alguien que vive a tu lado, recibir alguna llamada de un amigo a familiar, escuchar música mientras desconectas de tu rutina… Identifica todas aquellas cosas que te ayudan a pasar con mejor humor tus días.
Regálate momentos felices: una vez hayas identificado todo aquello que te ayuda a estar con mejor ánimo trata de regalártelo cada día y como no, también regala estos momentos a los que te rodean. Abraza a los que tienes en casa, provisiona a los tuyos de momentos agradables y distendidos, reíros juntos… Programa tu mente en positivo, ¡aporta pensamientos y actos que sumen y que no te resten!
Es ahora cuando necesitamos, más que nunca, conectar con nosotros mismos y cuidarnos. Podemos hacer de este momento, una ocasión ideal para retomar la comunicación con nosotros mismos, reinventarnos, querernos más si cabe, redescubrir facetas nuestras hasta ahora adormecidas o olvidadas… Todo es cuestión de perspectiva y de mirarlo con el cristal del color más bonito posible.
Ahora más que nunca toca quererse y querer a los que nos rodean ya sea física o virtualmente.
Recuerda que si tienes dificultades puedes pedir ayuda, expresa como te sientes, habla con algún familiar o amigo, y si lo precisas no olvides que hay muchos profesionales de la salud que pueden ayudarte y orientarte, si lo precisas, ¡estamos aquí para ayudarte!
¡Cuidaros mucho!
Deja una respuesta