
En el post de hoy hablaremos acerca de la anorexia nerviosa, es decir, un Trastorno de la Conducta Alimentaria, que se caracteriza por un importante rechazo a la alimentación, a causa de un excesivo miedo a engordar.
Uno de los primeros signos de qué algo no anda bien es que la persona presenta una imagen de su propio cuerpo totalmente distorsionada. La persona que sufre anorexia nerviosa se mira en el espejo y ve a un reflejo alejado totalmente de la realidad; se ve gordo cuando en realidad su peso se encuentra muy por debajo de lo debido. Otra señal importante es la periodicidad con la que controlan su peso, pesarse para constatar que no han aumentado de kilos.
Las personas con anorexia tienen una gran y persistente preocupación por ganar peso, encontrándose así muy por debajo de lo adecuado según edad y talla. Cuando la anorexia se inicia en la edad infantil o en la adolescencia, se observa una importante falta de aumento de talla acorde con el crecimiento.
Esta pérdida de peso se consigue con una reducción de la ingesta de alimentos, que se realiza de forma gradual. Primero se eliminan los hidratos, debido a que popularmente se cree que de per se, engordan. En segundo lugar, se prescinde de las grasas y proteínas. Y por último lugar, y en los casos más graves, se prescinden de los líquidos llevando al paciente a una deshidratación extrema. Además, estas reducciones van acompañas de otras conductas perjudiciales como la toma de diuréticos, laxantes, purgas o ejercicio físico en exceso. Todo con el claro objetivo de no ganar peso sino perder aún más.
Las consecuencias son tan negativas para el cuerpo de la persona que en el caso de las mujeres pueden llegar a sufrir amenorrea, es decir, la retirada de la regla.
El paciente no tiene consciencia de sufrir un trastorno de estas dimensiones por lo tanto, es muy difícil que pida ayuda por sí mismo. Además, para justificar su pérdida de peso inventan excusas y mienten. Por ello, es fundamental que el psicólogo esté en contacto permanente con la familia y personas más cercanas al paciente.
Tipos de anorexia nerviosa
En cuanto a la anorexia nerviosa como trastorno, podemos diferenciar 2 tipos:
- Restrictivo: el paciente consigue perder peso mediante dietas y ejercicio físico excesivo.
- Compulsivo-purgativo: el paciente consigue perder peso mediante atracones y purgas (vómitos provocados) y con el uso de diuréticos, laxantes y/o enemas. Los pacientes que presentan esta conducta impulsiva en ocasiones también presentan problemas con el alcohol y las drogas.
El problema de la anorexia se suele iniciar con juicios no patológicos como “si engordo no gustaré, etc.” Este tipo de pensamientos, muy comunes en la adolescencia, se vuelven peligrosos cuando provocan ansiedad en la persona.
Y poco a poco, se convierten en distorsiones cognitivas, con manifestaciones como: “sólo puedo controlarme cuando como”, “si aumento de peso no podré soportarlo”, “cuando como todo el mundo me mira”. Todos estos pensamientos llevaran a la persona a auto-imponerse una dieta restrictiva.
Una persona que sufre anorexia presenta una baja autoestima, no se acepta tal y como es, y sobretodo, tiene una opinión muy negativa acerca de su imagen y su cuerpo.
Los primeros cambios que se producen son aquellos que guardan relación con la alimentación; ingesta desmesurada de comida para después realizar purgas y siempre acompañado de sentimientos de culpa incluso, con ideas de suicidio. Encontramos también una preocupación excesiva por la alimentación de todas las personas que rodean al paciente, así como un aumento de la hiperactividad y ejercicio físico, reducción de las horas de sueño y una actitud negativa y obsesiva. Todo ello conlleva un aumento y mantenimiento de la ansiedad.
Los trastornos afectivos están presentes en la anorexia nerviosa, ya que presentan tristeza, perdida de interés, baja autoestima, insomnio, llanto frecuente, etc.
¿Cuál es el tratamiento para la anorexia nerviosa?
Todo tratamiento de la anorexia debe de considerar tanto los aspectos biológicos como los psicológicos que intervienen en el trastorno. Los objetivos del tratamiento se marcaran en función de la fase en la que se encuentre el paciente:
- Objetivos a corto plazo: consisten en corregir las alteraciones biológicas que puedan poner en riesgo la vida del paciente, mejorar su estado nutricional, normalizar la ingesta de alimentos y suprimir las purgas. Además, de abordar el aspectos psicológicos.
- Objetivos a medio plazo: en esta fase se tratan los aspectos psicológicos: autoestima, relación del paciente con su imagen, mejorar las relaciones y habilidades sociales.
- Objetivos a largo plazo: consolidación de todos los progresos alcanzados. Responsabilizar al paciente respecto a su cuerpo y su relación con la alimentación.
No se considera que el trastorno está superado hasta que el paciente lleva una relación sana con la alimentación sin necesidad de control por parte de la familia y/o el psicólogo. El proceso es largo, al menos 1 año.
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