
Las enfermedades cardiovasculares están muy relacionadas con la alimentación y los hábitos saludables. No siempre las podremos evitar, pero sí que reduciremos el riesgo de padecerlas si llevamos un estilo de vida saludable. Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte, por este motivo nos hemos de tomar en serio las recomendaciones para evitarlas en lo posible.
Hay diferentes factores que aumentan el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, algunos no se pueden modificar (como la edad o los antecedentes familiares precoces de enfermedad cardiovascular). Pero hay otros factores que sí se pueden modificar para prevenir el riesgo. Los factores de riesgo modificables son: el colesterol elevado, la hipertensión, el consumo de tabaco, el sedentarismo y la obesidad o sobrepeso. Por cada 1% que reducimos nuestro colesterol total estaremos reduciendo un 2% el riesgo de enfermedad cardiovascular.
El colesterol es un tipo de grasa que se encuentra en diferentes partes de nuestro organismo y que es necesaria para nosotros. Para transportarse por la sangre se asocia a unas partículas llamadas lipoproteínas. Hay tres tipos de lipoproteínas: de baja densidad (LDL), de muy baja densidad (VLDL) y de alta densidad (HDL).
Estos son los niveles de colesterol en sangre para adultos:
Colesterol total (mg/dl):
Deseable: <200
Al límite: 200-239
Alto: >240
Colesterol LDL (mg/dl):
Deseable: <100
Cercano al óptimo: 100-129
Al límite: 130-159
Alto: >160
Dieta para reducir el colesterol
En principio, para reducir el colesterol debemos mantener una dieta equilibrada, evitando ciertos alimentos que contienen grasas saturadas. Aunque en muchos casos el colesterol alto va acompañado de sobrepeso u obesidad, con lo cual deberemos ajustar también las calorías de la dieta. Estas son algunas de las recomendaciones:
- Los hidratos de carbono consumidos deben ser complejos (pan, arroz, pasta u otros de tipos de cereales integrales, legumbres, patata, etc.). Es preferible el consumo de cereales integrales, ya que la fibra dificulta la absorción de colesterol.
- Debemos tener en cuenta que la proteína de origen animal en muchos casos está asociada a alimentos ricos en colesterol. Por este motivo, es preferible el consumo de proteína de origen vegetal o de origen animal procedente de pescados, lácteos desnatados o carnes magras.
- El aceite de oliva virgen, usado con moderación, debe ser la grasa que utilicemos para aliñar o cocinar, puesto que su contenido en antioxidantes, tiene un papel protector contra las enfermedades cardiovasculares. Lo mismo pasa con frutos secos como las nueces o las almendras (no fritas, claro), ya que pese a tener un contenido calórico elevado, se ha visto que gracias a su composición tienen un papel importante en la disminución del riesgo cardiovascular.
- Sin embargo, puesto que el colesterol se encuentra principalmente en alimentos de origen animal, es importante evitar alimentos ricos en grasas saturadas (embutidos, nata, mantequilla, carnes grasas, quesos grasos) y también alimentos procesados como la bollería industrial, galletas, helados o alimentos precocinados.
En resumen, para reducir el colesterol, debemos priorizar los alimentos de origen vegetal como la fruta, verdura, cereales, legumbres o frutos secos o alimentos de origen animal como pescados, lácteos desnatados o carnes magras.
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